viernes, 31 de diciembre de 2021

NAVIDAD. Nada termina

Último día del año y se suceden los balances, revisiones y, junto a ellos, vienen siempre los propósitos, los buenos propósitos. También se acumulan cansancios y la memoria se retoca en algo para que se purifique por el agradecimiento. A pesar de todos los peligros que tiene, hay que valorar esta tradición, esta pseudo-obligación. Muestra en primer lugar que no existe un "hacia atrás" en el tiempo propiamente hablando. Ese esfuerzo humano está motivado por lo que pudo haber y no hubo, y que hay un compromiso esperanzado con aquello que está en nuestra mano. En el recuerdo de lo que no pasó y fue posible se dice todo lo que, en verdad, sabemos que depende radicalmente de nosotros y que por cobardía y miedo no se hizo. No es tan posible, en la memoria clara y luminosa, achacar nada a la falta de fuerzas o a la pereza, y, dado que ya pasó, tampoco fue falta de tiempo. Si acaso, ganas de vivir y vivir bien es lo que faltó por encontrar. Es decir, falta de esperanza. Alguien sin esperanza no tiene ganas de vivir, no confía en el bien, sufre antes de tiempo y teme lo que pueda venir (de otros) y se paró a sí mismo y su vida antes de tiempo, quedando presa y esclavizado, paralizado. Si se leen los primeros capítulos de Lucas, incluso si se leen rápidamente, María no para. Aparece el temor y todo lo demás, pero no para. Aparece también la gracia, lo gratuito, lo inaudito. María teme, como los pastores. María se encuentra desconcertada, quizá como los sabios de Oriente. María y José comparten esa unidad de carne. Y, con su colaboración, Jesús es nacido. Jesús no viene al mundo, sino que es nacido, es traído, es aceptado y querido, por tanto protegido y velado. Con todo, nada termina tan pronto. La historia empieza en cada momento. Compartimos desde 2020 la imposición del mal y hablamos de ello como si fuera lo más compartido, al igual que la vulnerabilidad, la debilidad y la fragilidad. Y me pregunto, desde hace ya más de un año, ¿y no hemos recibido un don que nos sitúa, más bien, de cara al bien, al amor, a la verdad, a la belleza? ¿No es esta la condición humana fundamental, donde realmente está más anclado, más vivo?

PD. Toca decirlo y lo diré. Feliz hoy. 



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