martes, 27 de abril de 2021

Proindicaciones (4)

Coincido contigo en todo lo demás, no luchemos por esto. Partamos de lo que está acordado, sigamos adelante. Volvamos a encontrarnos otro día y, mientras, vivamos a fondo. A lo mejor, cuando nos sentemos aquí de nuevo algo haya cambiado. ¿Te imaginas que se da la vuelta el tema, y vienes a decirme lo que yo te digo ahora y luego soy yo el que no me entiendo y que comprendo mejor lo que decías? No sería la primera vez en la que lo mejor de una buena conversación es hacer la pregunta oportuna. Sigamos adelante. O disfrutemos un paso atrás de la discordia de lo que es posible poner en común. Reforcemos ese camino y vayamos por él. Será entonces primero lo fundamental, probablemente. O mejor aún, qué tal si nos preguntamos por eso que decimos que es tan compartido y lo discutimos un rato, ahora que los parecemos estar de acuerdo. ¿Encontraremos matices nuevos? A lo mejor, tú aportas algo nuevo, que no había considerado. A lo mejor, yo te digo lo que no habías visto. Y se hace todo más luminoso y claro, más bello de lo que antes nos parecía, más gozoso, glorioso y disfrutable. ¿Te imaginas que este fuera la forma habitual en la que las personas se encuentran, para reforzarse, para aplaudirse, para elogiarse, para animarse? Pero sinceramente, claro. No por adular, no para seducir, no para adormecer. Desde la libertad, desde la capacidad de cuestión, desde la concordia, desde la verdad. Que la primera verdad sea la persona, el otro, el encuentro. Que todo lo demás, con nuestros aciertos y opiniones vengan después a colaborar en ello. Que nada haga dudar de nuestra mutua presencia, del reconocimiento. Y todo lo que venga, que abrace antes de esté a este nivel. 





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