jueves, 7 de enero de 2021

Apuntes democráticos

Primera semana de blog completa. Abreviará en breve. Ya estoy temiendo la vuelta a la normalidad. Intentaré compartir el blog en redes una vez por semana. El resto de publicaciones, que salgan como Dios quiera. 

Félix de Azúa criticaba hace un año para El País "la corrección política como fascismo contemporáneo". No hace ni dos meses, una ola de ensayos sobre la actualidad echaba en falta intelectuales (es decir, cultura y altura) en los debates públicos. De vez en cuando aparecen análisis sobre el impacto de las redes sociales en la convivencia y en el pensamiento. Y así una y otra vez. Ejemplos sobran. 


Diría que estamos asediados por un presentismo exacerbado, cuya frivolidad ni siquiera se toma en serio el instante en el que vive. Sabe que lo comentado hoy no tendrá valor en una semana. Esta forma de proceder tan frágil no cala, ni transforma, porque no tiene memoria. 

Por si fuera poco, esta guerra conceptual de palabras "de moda" en realidad solo sirven para enmascarar la realidad o taparnos los ojos. Quizá la última fue en torno a "la nueva normalidad", pero antes no pocos conceptos han sido tragados a mansalva indigestando el alma política: posverdad, populismo, gente, la calle, fascismo, extrema-no-sé-qué, diálogo, trasparencia, y un largo etcétera. Hago ver que no todas son negativas. Algunas caen bien al consumidor que engulle. 

  1. Definición de democracia. Por aclarar lo principal y descartar otras variaciones. Desde hace años, uso tres ideas: hay asuntos que afectan a todos, luego existe lo público; todos deben por tanto participar en su gestión e implicarse activamente en ello; y el medio no puede ser otro que la palabra, es decir, racionalidad en diálogo con los otros. Cada una de ellas, daría para ser explicadas ampliamente. Nunca están plenamente realizadas, exige tensión. Cristianamente hablaría del sistema que más fomenta, desde la libertad y la responsabilidad, el amor al prójimo. 
  2. Situación actual. La democracia no es el único sistema político. El siglo XX quiso eliminarla decididamente. Los totalitarismos se alzaron y no han sido derrotados. Las generaciones de final de siglo XX perdieron la referencia de sus mayores en estados de bienestar que les han minorizado políticamente. La actividad política ha sido mordisquedada por la actividad social destruyendo su ámbito propio, degradando lo público y la participación en forma de presión (con término propio en estos ámbitos). Lo social ya no busca el discurso racional, sino cultivar emociones en la ciudadanía para que sean asumidos "paquetes ideológicos" y cuestionando posicionamientos alejados de los suyos. La calle y el griterío aparecen como mundo de lo extremo. Una opción radical genera su antítesis, también radical. Se enervan los ánimos, los extremos se tocan y desean el enfrentamiento y la destrucción del otro. En todo esto, los medios de comunicación y las redes sociales han servido continuamente para dar voz y subrayar la humanidad en su conflicto y estridencia. ¡Y aquí estamos! 
  3. Dos grandes retos, enorme retos. Sin miopismos centrados en votos, la democracia tiene dos enormes retos. Por un lado, la desigualdad creciente, reconocida y estudiada, y su tendencia a mayor brecha permanentemente, sin ser capaz de frenar el auge de la división social en términos económicos. No es una broma. La clase media es la auténtica garante de la democracia. Por otro, la globalización de la desigualdad y el movimiento migratorio. Las fronteras no necesitan muros para formarse. Se pretende proteger un área en declive demográfico de movimientos cuya presión es imposible frenar. Los dos retos se dan la mano, como sabe cualquiera. Verlos por separado es absurdo. Creo sinceramente que hay que hablar de una dependencia global en términos de un cierto esclavismo -no solo material, sino de forma- interesado, cuyo malestar se pretende aplacar con migajas. 
  4. Grandes preguntas. ¿Se dice lo que se quiere escuchar y no cabe mayor análisis? ¿Es la ciudadanía tomada en su ignorancia y en su maldad, impulsando esas pasiones para adormecerla cada vez más? ¿Qué reacción cabe ahora, cómo se traslada la responsabilidad y el compromiso con la quiebra social? ¿Somos capaces de comprender Occidente más allá de Occidente, en un mundo global con fuertes tensiones políticas, económicas, sociales, ideológicas, religiosas? ¿Qué papel ocupan cada uno de los agentes en todo esto? ¿Por qué no hay líderes por la paz, más allá de los que nacen impulsados por ideologías concretas, sin salir de ellas, y con mucho ánimo de poder?
  5. ¿Futuro? Lamentablemente, no veo más solución que intentar frenar con prudencia y templanza, una democracia que vuelta a apoyarse en virtudes auténticamente democráticas. Seguir cultivando la escucha, la participación, el compromiso y el diálogo. Intentar rebajar tensión para no acabar en la guerra nuevamente. Aunque la sombra ya es demasiado grande. Pocos analistas consiguen comunicar que ya estamos globalmente involucrados en tensiones que cuestionan y quieren acabar con los sistemas occidentales. Los intelectuales que lo ven, prefieren callar para no meterse en problemas. Olvidamos que las redes sociales y las nuevas tecnologías, apoyadas por el Big-Data, permitirán señalar a muchas personas directamente por su pensamiento y vida como contrarios a quienes manejen esos poderes en ciernes y que el siglo XXI está decidido a desarrollar, pese a todo debate ético de fondo. Cuidar las libertades no es tarea fácil. 
Hoy por la mañana, los amigos de la Editorial San Pablo (anda que no he ido yo veces a sus librerías en Madrid) reciben insultos en Twitter de supuestos cristianos en perfiles anónimos. Lo de siempre. Lo frecuente. Así que me he comprado los cuatro libros de la colección "Mujeres en la Biblia", escritos por cuatro grandes teólogas. Supongo que la colección, que ya tenía mirada, seguirá adelante con más publicaciones. 

LECTURAS
  • RODRÍGUEZ ADRADOS, Francisco, La Democracia ateniense, ALIANZA 1975. Para quien quiera un buen estudio. Fijaos en la fecha de publicación, que a lo mejor ayuda. Fundamentos sólidos, la historia de sus orígenes, no solo de su nombre. Una lectura imprescindible, en la que deberíamos formar personas para que fueran ciudadanos. Comprender este proceso no es cualquier asunto. 
  • ORWELL, George, Rebelión en la granja, DEBOLSILLO. Para los amantes de la literatura (que siempre tiene trasfondo filosófico). Ninguna broma. No es para leer sin más. Si lo has leído, piénsalo. Y luego, te pasas por su otro gran análisis 1984 y a lo mejor vemos lo que espera de manos de la ingeniería social, ya en aplicación.  
  • ARENDT, Hanna, Los orígenes del totalitarismo, ALIANZA. Muchos no lo leerán, porque son muchas páginas y de lenguaje técnico. Pero quienes lo han leído, que lo transmitan. O que, al menos, comience a correr por ahí esta palabra: "Totalitarismo". Bien explicada. Para reconocerla, señalarla y evitarla cuando quiera asaltar las instituciones. Si es que no lo ha hecho ya en todo Occidente. 
  • ZARKA, Yves Charles, Metaformosis del monstruo político. Y otros ensayos sobre la democracia, HERDER. Unos artículos de carácter filosófico, que hunden su mirada en los dos últimos siglos. Solo Occidente, eso sí. Y con un poder descontrolado, donde la autonomía y división de los mismos, va saltando por los aires. La nueva trinidad y la doble miopía se verán muy bien en los últimos tres capítulos del libro. Aquí se subraya también el nacionalismo y la falta de unidad. A mi modo de ver, hablar de naciones ya no tiene mucho sentido, salvo como gestión doméstica de la realidad global. 
  • LEVITSKY, Steven y ZIBLATT, Daniel, Cómo mueren las democracias, ARIEL. No queremos leerlo, pero es necesario. Siempre del mismo modo, por vía interna, cediendo a las presiones externas. Es decir, el mal está dentro de la propia democracia, que va rebajando sus exigencias y no es capaz de comprometer a los ciudadanos. El mal político, que muchas veces es buscado desde el poder, para que el poder no tenga control y haga lo que quiera, deriva en una indeseable oscuridad que da lugar, posteriormente, a la salida fácil del totalitarismo que convence. 
  • GOMÁ LANZÓN, Javier, Ejemplaridad pública, TAURUS. Algo constructivo, algo que nos puede educar. Ejemplaridad, pero no por la ejemplaridad misma, que sería solo apariencia. Un modo de vida en lo público (y en lo privado). Recomiendo el análisis sobre el descontento actual y el último capítulo, para el tema de la democracia. Insisto en que no se trata de formas de dar el pego, sino de moralidad pública. Sobre la cual hay dos capítulos que debatir en este libro. 
  • BOHN, David, Sobre el diálogo, KAIRÓS. Este y el siguiente, sobre los fundamentos mismos de la democracia. La capacidad de diálogo. Hay muchos libros buenos. Recomiendo este porque es claro y breve. Aunque a mí me faltó algo de hondura. Una práctica que debe comenzar en casa y en la escuela, como en todo. Y que se va perdiendo, o al menos así lo percibo yo, incluso entre amigos en los que haya un poco de diversidad. Hemos perdido la capacidad del diálogo serio, del análisis claro, de las cuestiones con horizonte y perspectiva. Lejos de defenderse a uno mismo, apertura al otro. Recuerdo aquello de las sociedades abiertas y cerradas. Solo en las primeras es posible dialogar. 
  • PEREDA, Carlos, Sobre la confianza, HERDER. Confianza, no solo en relaciones privadas, ni reducida a los impactos económicos. En las personas, en las instituciones, en las palabras que se dan. En otros ámbito se habla de credibilidad. Porque ya sabemos que fe y confianza son lo mismo. Y hace falta fe y confianza en la política. Confianza es seguridad, firmeza, suelo en el que asentarse. Su raíz hebrea lo dice. Y verdad, porque de otro modo, queda todo en contradicciones y falta de seriedad. Esta es su raíz griega. Hay que estar dispuestos a ello. No siempre es fácil.
  • FOCANT, Camille, La carta a los filipenses, SÍGUEME. Regalo de ayer. Estoy en ello. 
NOTAS
  • Gracias a los Sabios por ahorrarme las rebajas. Sé que os he ayudado con la carta. Se os olvidaron algunos libros, pero no os preocupéis, que ya estoy solucionándolo. 
  • Fotos muy bonitas de la nieve. Y las personas sin hogar, ¿qué pasa con ellas? Nunca he tenido una palabra clara sobre la estética, y que me perdonen mis profesores, salvo que hay que ir más allá de ella. Y eso que soy lector apasionado por Hans Urs von Balthasar. Espero que lo comprendáis. 
  • Me encantaría ser lector de un único libro (a la vez). Son los mejores lectores, a mi modo de ver. Igual que los relectores rápidos. De lo que me doy cuenta es de la agilidad que se va cogiendo con el tiempo. Solo lo para la prudencia. Que también es uno de mis deseos. Leer despacio, aunque no tanto como mi amigo Rafa. 
  • Citar la Biblia, sin comprenderla en su conjunto, o sin voluntad al menos de ello, es barbarie religiosa, ni siquiera dogmatismo. Está más cerca del ateísmo que de la actitud creyente. Pienso. No entiendo bien a dónde lleva el "versiculismo". 
  • En arte, Pollock. Mural (1943). ¿No refleja nuestro tiempo? 
  • Acoger en casa, ser hospitalario no siempre agrada. Mejor dicho, siempre tiene su exigencia y reto si el que llega es tratado con dignidad. Mirad la historia de Sodoma. ¡Ninguna broma con el asunto!
  • Mis noches son mis noches.  
No he comentado arriba la imagen. Es de tiempos de confinamiento. Ahora mismo mi lugar de estudio y trabajo tiene otros libros, apilados en dos columnas, con un cuaderno en el que escribo notas, y encima, de canto, un libraco del que ya hablaré más adelante. Pero más o menos. Y, en casa, normalmente con las sudaderas de Amorós, las de los viajes de los alumnos de Bachillerato. Calentitas y amplias. 

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